- Espero que esté en casa.
La señora Samanta Medina ya recien ahora, luego de cumplir cuarenta años de edad, se da cuenta que ha sido infructuosa su busqueda incesante del hombre ideal para casarse con él.
Ha rechazado cientos de propuestas de amor en todo este tiempo y ahora que su belleza camina al ocaso, ahora que esta un poco marchita, esta convencida de que el hombre ideal no existe y tendrá que recurrir aun contrato de hace tantos años.
Se mira al espejo y llora y ni siquiera ella entiende por que, por que tiene un cuchillo en la mano. Tal vez llora por ese profundo vacio que pareciera exixtir en sus entrañas.
Todos los chicos del barrio, todos los estudiantes de la universidad, todos los jovenes de su trabajo se morian por ella; pero ella, empecinada con esa tonteria de que "espero al ideal", siempre dijo "no".
ahora está frente al espejo combatiendo su soledad con los recuerdos. Unas lagrimas malogran su maquillaje. Recuerda que cuanto tenias veinte años de edad hasta sus primos querian casarse con ella y un tipo casado le habia pedido en el cerro san cristobal, ser su novio para siempre, ella no acepto.
Tampoco le dio el si a un chico que le llevo rosas rojas durante dos años seguidos a la puerta de su casa, ni al profesor que se volvio loco por ella y le prometio una plaza de catedrática de por vida en la universidad donde laboraba.
Le dijo no a politicos, a artistas, a trabajadores de a pie y a empresarios. Casi a todos les dijo que no. Solo a uno le dio una esperanza. Hace veinte años hizo un contrato a largo plazo con un jovencito de su edad cuyo nombre es George.
El jovencito despues de insistir con todas las estrategias del mundo, luego de darle todos los regalos caros y baratos, despues de escribirle los versos mas tristes y felices de la tierra, le dijo para no rendirse: "firma este contrato Samanta, si a los cuarenta años no encuentras a tu maldito hombre ideal yo estaré esperandote en mi casa de siempre para casarme contigo". Samanta Medina firmó el contrato.
Ella ha cumplido cuarenta años y no ha encontrado a su hombre ideal y ahora esta llorando frente al espejo, maquillandose para ir a buscar a George, el del contrato, a ese loco enamorado que lloró arrodillado decenas de veces para que le diera el sí. Espero que lo encuentre porque Samanta Medina está dispuesta a suicidarse si ese hombre no está en su casa como lo había prometido.